Vivimos en la era de la inmediatez,
las prisas,
el estrés…
Actualmente, el trastorno psiquiátrico más frecuente, registrado en consultas de atención primaria, es el trastorno de ansiedad, que ha aumentado en un 280,6% en los últimos tres años. Le siguen el trastorno depresivo, que ha aumentado en un 87,7% y los trastornos del sueño, que afectan al 5,4% de la población.
ANSIEDAD
DEPRESIÓN
TRASTORNO DEL SUEÑO
El uso de psicofármacos ha subido gradualmente y, en la actualidad, el 20,4% de la población consume este tipo de medicación
ANTIDEPRESIVOS
ANSIOLÍTICOS
HIPNÓTICOS
SEDANTES
Se estima que una de cada cuatro personas en el mundo sufre o sufrirá un trastorno mental a lo largo de su vida.
3.000.000 de personas
diagnosticadas de DEPRESIÓN
El estrés es la plaga del siglo XXI. Un problema grave y cada vez más frecuente que nos asfixia y nos lleva a padecer enfermedades crónicas y una mayor probabilidad de accidentes de todo tipo. Niveles elevados de estrés mantenidos en el tiempo nos conducen hacia un malestar físico y emocional.
La velocidad, a la que vivimos, mata.
Déjame decirte algo:
Cuando vives con prisa,
con las 24 horas del día ocupadas con tareas,
agobiado,
sin dedicarte tiempo a ti mismo,
a verte y escucharte,
cuando sientes que vas en piloto automático…
no estás viviendo
y tenemos que buscar una solución a esto.
Definimos resilencia como la capacidad de un individuo de superar grandes dificultades, ya sean permanentes o puntuales en el tiempo, y crecer a partir de ellas. Eso es lo que vamos a hacer, desarrollar la resilencia y transformar una situación negativa en algo positivo que nos impulse a crecer.
Vamos a aprender a vivir más despacio.
Ser conscientes y estar presentes en cada segundo de nuestra vida.
Gestionar la ansiedad y el estrés.
Cuidar de nuestro organismo en la terapia emocional
Debemos tener en cuenta que en los trastornos mentales existe un estado de neuroinflamación, acompañado de una respuesta inmunitaria mal regulada. La neuroinflamación puede provocarnos tristeza sin causa conocida, aumento de la ansiedad o fallos en la memoria y, mantenida en el tiempo, puede degenerar en enfermedades tales como Alzheimer o Parkinson. Por lo tanto, lo primero que estableceremos serán estrategias para prevenir, tratar y reducir la neuroinflamación.
Según estudios de neurocardiología, podemos afirmar que entre el corazón y el cerebro hay una relación bidireccional y que en el corazón encontramos más de 40.000 células neuronales aferentes, es decir, la información sale del corazón y se dirige hacia el cerebro. Por lo tanto, a día de hoy, podemos decir que el corazón envía más información al cerebro, que el cerebro al corazón.
En este contexto tenemos que explicar el concepto de “coherencia cardíaca” o “estado de coherencia”.
Se define como un estado fisiológico contrario al estrés, en el que el corazón y el cerebro funcionan al unísono, generando un estado de claridad mental y emocional. Esto se puede valorar observando las ondas del corazón, que serán diferentes en función de si existe esa sincronía con el cerebro o no.
Una persona en estado de coherencia presenta mayor capacidad de sanación, así como mayor claridad mental e inteligencia emocional. Se aumenta la resilencia y la capacidad para gestionar la respuesta al estrés. Llegaremos a este estado a través del aprendizaje y entrenamiento en diferentes técnicas, incluidas las de respiración.
La meditación en la terapia emocional
Sabemos que las técnicas que nos provocan la respuesta de relajación, tienen innumerables beneficios, y se utilizan para prevenir y tratar diversas enfermedades.
La meditación y, en concreto, el mindfulness se ha introducido en nuestra cultura como una herramienta para encontrar el equilibrio cuerpo-mente, poniendo plena conciencia de forma intencionada en cada momento y situación de la vida.
Esta práctica interviene en los mecanismos de reducción del estrés y ansiedad, reduce la tasa de recaída en pacientes con depresión, contribuye de forma beneficiosa en el tratamiento de las adicciones y potencia la concentración.
El mindfulness estaría indicado, por ejemplo, en pacientes diagnosticados de estrés, ansiedad, depresión, hipertensión arterial, dolor crónico y cáncer, entre otras patologías.
El mindfulness te saca del piloto automático
En una vida llena de ruido como la nuestra, el funcionamiento habitual de nuestro cerebro es el “piloto automático”, siendo inconscientes la mayor parte de las veces del momento presente, del aquí y ahora.
El objetivo de la práctica de mindfulness sería trasladarnos a este momento presente y ayudarnos a gestionar nuestras emociones.
A nivel fisiológico, tiene efectos beneficiosos documentados sobre el sistema respiratorio, cardiovascular, el acoplamiento cardiorrespiratorio y el sistema nervioso autónomo.
Las emociones son inherentes al ser humano, van ligadas a nosotros desde el momento en que nacemos y son comunes a todas las personas. La diferencia se encuentra en la forma en que las experimentamos o las expresamos y son positivas o negativas en función del bienestar o malestar que produzcan. No obstante, todas ellas son válidas y cumplen funciones que son importantes para la vida; por ello debemos aprender a gestionarlas y manejarlas, sin reprimirlas.
En esta búsqueda del equilibrio emocional, contamos con sesiones de psicoterapia integrativa, en las que trabajaremos en conjunto con Begoña (nuestra psicoterapeuta emocional). Combinaremos la terapia psicológica con el resto del tratamiento para alcanzar la salud integral del paciente.
En función de las necesidades de cada persona, iremos trabajando con unas u otras técnicas combinadas con el resto de pautas.